Oremos en acción de gracias por la vida de nuestro hermano Florentino Dorado Ruíz que falleció a los 82 años de edad, 61 años de Compañía y 47 de sus Últimos Votos.

Florentino Dorado, a quien cariñosamente llamábamos Palito, nació el 12 de abril de 1938 en Fernán Caballero, Ciudad Real, España. Era el cuarto hijo de una familia que dio dos vocaciones a la Compañía de Jesús: Florentino e Inocente.

Florentino ingresó al Noviciado de Aranjuez, España, el 20 de mayo de 1959, con 21 años de edad. En 1972 hizo la Tercera Probación en Salamanca. Pronunció sus Últimos Votos el 5 de agosto de 1973 en Piura.

La trayectoria apostólica de Florentino se caracterizó por su disponibilidad y entrega al apostolado educativo en los Colegios San Ignacio de Loyola de Piura y San José de Arequipa.

En Piura estuvo en dos etapas: la primera, entre los años 1972 y 1989; la segunda, entre los años 2002 y 2012. En la primera etapa se dedicó a la enseñanza y a la disciplina de los estudiantes, como Prefecto de Disciplina. En la segunda etapa fue, además, representante de la Compañía ante la dirección del colegio.

En Arequipa estuvo también en dos etapas: la primera entre los años 1989 y 2002; la segunda, a partir del 2012. La primera etapa, al igual que los años previos en Piura, se dedicó a la enseñanza y prefectura de disciplina. En la segunda etapa fue responsable general de las actividades que se desarrollaban en el Colegio y responsable de la animación litúrgica.

Florentino dedicó su vida a la formación de los escolares. Era un gran pedagogo que educaba con firmeza y sencillez, llevando a la práctica la máxima “suaviter in modo, fortiter in re“. Muchos de sus exalumnos lo recordaban con cariño y aprecio, cuando podían le invitaban a alguna celebración para recordar anécdotas y enseñanzas de la etapa escolar. En estos encuentros Florentino era uno de los principales animadores con un amplio repertorio de cantos. También animaba a sus exalumnos a poner en práctica la justicia, la fraternidad, la solidaridad, la responsabilidad que había intentado transmitir en las aulas, en los patios, en las actividades deportivas, culturales, religiosas. Sabía que la educación jesuita no termina en las aulas del colegio, era consciente que la educación es un compromiso a largo plazo que requiere acompañamiento constante, perseverante y paciente.

Era un jesuita discreto, alegre, sonriente, siempre servicial, fiel. Un hombre que supo dejar huella en los colegios: en sus alumnos, en el profesorado, en los administrativos, en el personal de mantenimiento, en sus compañeros jesuitas, siempre con la sencillez que le caracterizó. En los corazones de la gente queda esa actitud de servicio permanente que mostraba con natural generosidad. Un hombre libre, que aprendió a confiar y se dejó moldear por el Señor.

El 10 de diciembre fue hospitalizado en Arequipa debido a una descompensación cardíaca. Una vez estabilizado en la unidad coronaria esperaba una intervención de alto riesgo. El 22 de diciembre cerca del medio día falleció víctima de un paro cardiaco durante la operación de angioplastia.

Demos gracias a Dios por su vida de entrega apasionada al Señor, anunciando siempre su Palabra, y la confianza en el cariño maternal de María, Nuestra Madre.

Misa de Funeral:

Se transmitió en vivo desde la Capilla del Colegio San José de Arequipa por el canal YouTube del Colegio, el 23 de diciembre de 2020, a las 12.00H.