Semblanza escrita por Pedro Nuñez Guerrero para el sitio web: https://sanignacioayeryhoy.com/

El sacerdote jesuita Juan Albacete Sáiz nació en Cuenca, España, el 27 de Setiembre de 1889. Ordenado sacerdote, al finalizar la Guerra Civil Española (1939), parte al Perú con otros jesuitas, ansioso de contribuir en la evangelización de la selva peruana. Cuando el P. José Martín Cuesta llega al Perú, vía Montevideo-Buenos Aires-La Paz-Puno-Arequipa, el Padre Albacete, que ya residía en Arequipa, lo recibe en la estación de ferrocarril de esta ciudad, el 8 de diciembre de 1944.

Al crearse oficialmente la Misión Evangelizadora San Francisco Javier del Marañón (1), el 4 de diciembre de 1944, se encarga la administración a los sacerdotes de la Compañía de Jesús; tal es así que, para dar cumplimiento a dicho compromiso, el 12 de diciembre de ese mismo año, el Viceprovincial de Lima, Estanislao Ilundáin, destina a la Misión a los PP. Juan Albacete Saíz, José Martín Cuesta y al Hno. Pedro López Vera. El P. Albacete iría como Párroco y Superior. A estos tres jesuitas se los considera como Fundadores de Misión San Francisco Javier.

Con el correr del tiempo, estos jesuitas se constituyeron en un tridente de encomiable acción pastoral con los fieles de la ciudad y alrededores; y en la evangelización de los pueblos Awajun y Wampis de los ríos Chinchipe, Marañón y Santiago, así como los de la Cordillera del Cóndor. Posteriormente se unirían el P. Calabor y el Hno. José Lizarralde, entre otros. Por su edad, el P. Albacete desarrolló su labor pastoral en la ciudad y alrededores; mientras que el P. Cuesta, por su juventud y lozanía, en el resto de la jurisdicción, correrías apostólicas que realizó con mucho éxito y trascendencia, sobre todo al incursionar en los territorios de las tribus Awajun y Wampis; siendo la hazaña más representativa y significativa la conversión cristiana del cacique Isámat de Chingusal.

En febrero de 1945, el P. Albacete acompañado del Hno. López hace su primera entrada exploratoria vía Huancabamba ̶ Cruz Chiquita ̶ Tabaconas ̶ El Chaupe ̶ Espinazo del Diablo ̶ Potrerillo, llegando a San Ignacio tras una serie de vicisitudes propias de la época, del tiempo y del camino con camellones de barro y agua; siendo recibidos por el pueblo y autoridades. Dicho encuentro estuvo lleno de emociones, expectativas y compromisos; tal es así que para asegurar y facilitar la estadía de los misioneros, el pueblo se comprometió a construir, en el más breve plazo, un convento que funcionaría como casa parroquial.

La administración eclesiástica superior de Lima determinó que la sede de la Misión sea San Ignacio y no Jaén, en vista que ésta había pedido al Obispo de Cajamarca seguir perteneciendo a dicha jurisdicción eclesiástica, para no bajar de categoría.

El 3 de mayo de 1945, antes de la partida de los PP. Juan Albacete y José Martín Cuesta y el Hno. Pedro López, se organizó una misa solemne de despedida en el Colegio la Inmaculada de Lima, concluyendo con la entrega del crucifijo a los misioneros. Al día siguiente estuvieron en Chiclayo, aquí se quedó el P. Albacete, continuando el viaje el P. Cuesta y El Hno. López, llegando el 9 de mayo a Jaén y el 21 a Chirinos. El 23 de mayo a eso de las cinco de la tarde llegaron a San Ignacio siendo recibidos en el atrio de la iglesia antigua por las autoridades y algunos moradores; después de los actos protocolares fueron trasladados a la casa de la Sra. Micaela Rangel viuda de Humberto Bartolini, donde se hospedaron, de la misma forma como lo habían hecho el P. Albacete y el Hno. López en su visita anterior. El P. Albacete se trasladaría a San Ignacio cuando el convento estuviera concluido según lo convenido en su primera visita.

El 31 de julio, el P. Cuesta celebra la primera misa patronal en la iglesia antigua, ubicada en plena Plaza de Armas (hoy Agencia Agraria), iglesia de gruesos muros de adobe, techo de teja y medio derruida por los temblores de 1928. Acompañaron a esta celebración los HH. López y Lizarralde. La celebración fue un todo un éxito por el entusiasmo y devoción que pusieron los pobladores. Por aquellos años se tenía la costumbre de celebrar la fiesta patronal un año “los de arriba” (Bolognesi y Progreso encabezados por los “Guerreros”: ̶ Filadelfo, Eulogio, Pedro, Alfredo, Néstor, Lucrecia y otros ̶ y los “de abajo” (Plaza de Armas, encabezados por los “Rangeles y Martínez”). Algo así como Hanan Loyola y Hurin Loyola, respectivamente. Ese año, por coincidencia, la celebración les tocó a “los de abajo”. El padrecito Juan, como cariñosamente lo llamaban los feligreses de San Ignacio, llegó en la víspera de la fiesta patronal en vista que la casa misional casi estaba terminada, fijando su residencia en esta ciudad, según lo convenido en su primera visita pastoral. Como dicha iglesia era un peligro eminente para sacerdotes y fieles, bajo la dirección de Hno. López se empezó a construir la “iglesia nueva” (intersección de los jirones San José y Olaya” siendo inaugurada el 6 de Junio de 1948.

La paciente obra evangelizadora que puso en marcha el Superior y Párroco P. Albacete empezó a dar sus frutos, ganándose el aprecio y admiración de los feligreses. No sólo se avocó a la vida espiritual, sino que también se preocupó por el desarrollo del pueblo, realizando gestiones conjuntamente con las autoridades del pueblo. Entre sus obras más significativas destacan las gestiones de:

  • Creación de la provincia de San Ignacio. En 1962 se iniciaron las gestiones para la creación de la provincia; hecho que se hizo realidad el 12 de Mayo de 1965, al promulgarse la Ley N° 15560, siendo Presidente de la República el Arquitecto Fernando Belaúnde Terry. El acto solemne de promulgación se celebró en el Salón Dorado de Palacio de Gobierno con asistencia de Ministros, personas ilustres, políticos de diferentes partidos, misioneros de la Prefectura Apostólica y el Alcalde Distrital de ese entonces, Dónovan Bartolini Rangel. Con esta Ley también se crea el Colegio nacional Tito Cusi Yupanqui y otras instituciones.
  • Construcción de la carretera Jaén-San Ignacio. La iniciativa y tesón del P. Albacete así como el anhelo del Comité Pro-Carretera, integrado por Don Manuel Adrianzén Huamán, como Presidente; Juan cabrera Arias, como Tesorero, Dónovan Bartolini Rangel, como Vocal y, el P. José Martín Cuesta, como Asesor; se hizo realidad el 27 de Julio de 1962, cuando la caravana de carros, entre incesantes vítores, aplausos, estampido de cohetes y acordes de la banda de músicos, precedidos por el camión “José Andrés”, más conocido como Rázuri, de la ciudad de Chiclayo, adornado en la parte frontal con una bandera peruana; una camioneta del Ministerio de Fomento (Transportes) y tres máquinas Caterpillar, hacía su ingreso triunfal, por la carretera antigua (cementerio). No estuvieron el P. Albacete por motivos de Salud y el Dr. Villanueva Pinillos, Diputado por Jaén y San Ignacio, que había fallecido recientemente. Como anécdota del apoteósico recibimiento a dicha caravana, de tanta algarabía y regocijo los ciudadanos, unos tras otros, gritaban: tres hurras por el Presidente de la República, …Tres hurras por el diputado, … Tres hurras por el Comité, … y así una seguidilla de hurras de nunca acabar. Hasta que a un notable se le ocurrió solicitar: “tres hurras por la catarpila”, aumentando más la euforia y algarabía de la multitud; ocurrencia que fue acompañada por una ringlera de cohetes acompasados de huaynitos desentrañados por la banda de músicos. Ese mismo año, el comité gestionó y consiguió del Ministerio de Transportes una partida para la construcción del puente sobre el río Tamborapa, culminando así en forma exitosa su designación y compromiso con el pueblo.
  • Escuela Normal de Varones. Fue creada por RM N° 19015 del 17 de noviembre de 1960, cuando era Ministro de Educación el Dr. Alfredo Parra Carreño. La administración se encargó a los misioneros jesuitas quienes inician la construcción de la infraestructura, bajo la batuta del Hno. Pedro López Vera. La apertura oficial fue en 1963 teniendo como Director al P. Alfredo Bastos Noreña. Fue todo un acontecimiento porque era la primera y única Escuela Normal Rural de Varones del Perú creada aprovechándose la condición de frontera de nuestra provincia. Se le llamaba rural porque los estudiantes sólo ingresaban con educación primaria. El 10 de marzo de 1966 fue elevada a la categoría de urbana (los estudiantes tenían que tener estudios secundarios) autorizando su traslado a la ciudad de Jaén, ocasionando un disgusto generalizado en todo el pueblo. Con los ambientes desocupados se traslada el Colegio Tito Cusi Yupanqui, creado en 1965, y que venía funcionando en ambiente alquilados.

El P. Albacete, en mayo de 1961, fue designado Prefecto Apostólico del Vicariato San Francisco Javier, lo que le obligó a trasladarse al Distrito de Bellavista sede de dicha jurisdicción eclesiástica.

En julio de 1962, residiendo en Jaén, su salud se quebrantó al sufrir un ataque de hemiplejía. Con la ayuda del Superior Provincial de los Jesuitas, P. Felipe Mc Gregor, que se encontraba en Jaén en visita pastoral, se consiguió un helicóptero militar y se lo trasladó a Valor (Bagua) y de allí en avión a Chiclayo y, de allí en ambulancia al buque hospital Norteamericano HOPE, anclado en Salaverry. Por orden superior, el Hno. López tuvo que ir a atenderlo al buque-hospital.

La mejoría de Mons. Albacete fue lenta, siendo trasladado a principios de setiembre al noviciado de Miraflores (Lima), en donde a mediados de noviembre sufre un segundo ataque, siendo internado en la clínica Internacional, para luego retornar al Noviciado, donde después de varios días de coma, dejó de existir el 4 de diciembre de ese año. Tenía 73 años de edad.

En su última recaída, el P. Albacete le había manifestado al P. Mac Gregor su deseo de ser sepultado el en cementerio de San Ignacio solicitud que el Provincial lo tuvo presente en cuanto falleció. Después de solemne funeral, los restos mortales salían rumbo a la Prefectura Apostólica. Ya en Jaén una comitiva de sacerdotes, hermanas religiosas y personalidades en caravana lo trasladaban a San Ignacio. En la madrugada del 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, llegaba el féretro con sus restos mortales a esta ciudad. El pueblo que lo había estado esperando desde las cinco de la tarde del día anterior, organizó una impresionante procesión de duelo presidida por el Párroco José Martín Cuesta, acompañada por cientos de velas en manos de los feligreses que iluminaban el trayecto. La banda de músicos entonaba diversas marchas fúnebres, mientras los restos mortales del “padrecito Juan” avanzaban lentamente en hombros de las autoridades hacia la iglesia matriz. Se entonaron algunos responsos y de nuevo se organizó la procesión hacia la capilla ardiente levantada en la municipalidad. Ese mismo día, a las once de la mañana, al compás de los acordes de la banda de músicos, fueron sepultados en el cementerio de la localidad. Un gentío inmenso, triste y lloroso daba su último adiós a su “Bienhechor y Guía Espiritual” con reza el epitafio.

En reconocimiento a su labor pastoral y con la finalidad de perennizar su obra evangelizadora, una institución deportiva de esta ciudad lleva su nombre; es el Club Social Cultural Deportivo “Juan Albacete”, quien desde su fundación, el 27 de setiembre de 1972, hasta la fecha, ha dado muchos lauros deportivos a la provincia siendo de reconocimiento de toda la región.

(1) La Misión Evangelizadora San Francisco Javier del Marañón comprendía el distrito de San Ignacio que fue segregado de la Diócesis de Cajamarca, los distritos de Imaza y Aramango que fueron segregados de la Diócesis de Chachapoyas y la provincia de Condorcanqui fue segregada del Vicariato Apostólico de Yurimaguas

En 1953 se agrega la parte de la Provincia de Jaén que había quedado dentro de la Diócesis de Cajamarca.

En 1971 pasa a denominarse Prefectura Apostólica de San Francisco Javier. En junio de este año el papa Pablo VI elevó a Vicariato Apostólico, designando a Monseñor Antonio de Hornedo Correa SJ, como primer Obispo Vicario Apostólico.

Desde el 22 de noviembre de 1980, el nombre oficial es “Vicariato Apostólico San Francisco Javier”