Oremos en acción de gracias por la vida de nuestro hermano, el P. Luis María Sauto Hurtado SJ, fallecido el 18 de mayo de 2024 en la Enfermería Jesuita de Fátima, Lima, a los 94 años de edad, 68 años de Compañía, 58 años de sacerdocio y 55 años de Últimos Votos.

Luis María, más conocido como Lucho, nació el 28 de junio de 1929 en San Sebastián, Guipúzcoa, España. Hijo de Bartolomé y Justa, fue el menor de 6 hijos varones.

A los 26 años y luego de haber obtenido el título universitario de químico, ingresó al Noviciado el 1° de octubre de 1955 en Aranjuez, España. Estando aún en la etapa del Noviciado, llegó al Perú en 1956 para continuar su formación como novicio y posteriormente en el Juniorado durante los años 1957 a 1960.

Regresó a España para cursar sus estudios de Filosofía en Alcalá de Henares entre los años 1960 y 1962 y luego estudió Teología en Granada de 1962 a 1966. Fue ordenado sacerdote el 15 de julio de 1965 en Madrid. Hizo la Tercera probación en San Jerónimo (Murcia) y emitió los Últimos Votos en Arequipa el 15 de agosto de 1968.

Terminados sus estudios de teología volvió al Perú, donde trabajó generosamente al lado de los obreros y los pobres. De 1968 a 1970 colaboró en la Parroquia Santa Fortunata de Toquepala (Tacna) y de 1971 a 1989 se dedicó a la pastoral obrera, trabajando como sacerdote obrero en Cajamarca (1971-72), Trujillo (1973-75) y el Callao (1976-89). En ese tiempo, además de compartir la jornada laboral, se solidarizó y apoyó a sus compañeros obreros en su búsqueda de condiciones laborales justas.

En 1990, cuando se jubiló del trabajo obrero, fue destinado como Vicario en la Parroquia Virgen de Nazaret de El Agustino, comunidad donde ya vivía desde 1982. Durante ese tiempo también fue Superior de la comunidad jesuita en dos periodos, de 1992 a 1998 y de 2012 a 2015. En 2013, por motivos de salud, fue a vivir por algunas temporadas a la Enfermería de la Provincia, a la cual fue destinado definitivamente en 2017 y en donde ha pasado sus últimos años cuidando su salud y orando por la Iglesia y la Compañía.

Desde sus primeros años de jesuita, Lucho sintió el deseo de trabajar directamente con la gente sencilla en los barrios más pobres. Ese deseo lo llevó a buscar formas nuevas de acercarse a ellos, en especial al mundo obrero, proponiendo nuevas formas de trabajo pastoral. En su trabajo obrero, expresión de su compromiso con los pobres, mostró siempre solidaridad con sus compañeros de trabajo y sus familias, y como vicario parroquial colaboró bastante con el Comité de Derechos Humanos de la parroquia (CODEH-Agustino), animando a la gente a asumir un compromiso en el servicio social, cristiano y político, a unir en su trabajo y reflexión la fe y la justicia, para responder a las necesidades de su localidad.

Lucho es recordado por sus compañeros jesuitas porque supo integrar su trabajo obrero con su vida religiosa y comunitaria, cambiando turnos de trabajo o usando sus días de descanso para participar en reuniones y otras actividades comunitarias y parroquiales. También fue muy querido en el distrito de El Agustino, donde cariñosamente lo llamaban “el abuelo” y será recordado por su coherencia de vida, su integridad personal y religiosa y su radicalidad evangélica, sobre todo en temas de justicia social y de opción por los pobres.

Demos gracias a Dios por su vida entregada con generosidad a la construcción del reino de Dios y al servicio de Jesucristo, a quien supo reconocer presente en cada uno de sus hermanos y hermanas, de manera especial en los pobres.

Misas de Funeral

Se celebró el 20 de mayo de 2024 a las 13.00 horas en la Parroquia Virgen de Nazaret, Lima.