El P. Jhon Ross Sima nació el 5 de octubre de 1939 en Chicago. Su papá se llamó Jhon, su mamá Marian y tuvo dos hermanos. Ingresó a la Compañía de Jesús en 1958 y a los pocos años fue enviado al Perú.
Realizó la etapa de Magisterio en el Colegio San José de Arequipa, enseñando matemáticas y biología en primer y segundo grado de secundaria. Su labor como docente la acompañó con actividades pastorales y en vacaciones viajaba a varios pueblos de la costa arequipeña.
En 1967 viajó a Bilbao, España, para estudiar teología por cuatro años y en 1971 se ordenó sacerdote en Chicago.
En 1973 regresó al Perú, al distrito de El Agustino, donde trabajó en la Parroquia Virgen de Nazaret y en el centro social Servicios Educativos El Agustino. Interactúo con grupos juveniles, catequesis de confirmación, además apoyó en el proyecto de mejoramiento de calles y viviendas para una mejor calidad de vida de los habitantes. Fueron 20 años en los que acompañó a la gente del distrito en su día a día junto con otros compañeros jesuitas.
Entre 1987 y 1993, años muy marcados por la violencia política, trabajó como capellán del Hospital Hipólito Unanue. Experimentó el miedo frente a las amenazas y a la vez expresó su solidaridad y compromiso a favor de la vida y la paz junto a su pueblo.
En 1985 empezó a trabajar con el barro y lo que comenzó como un “hobby” poco a poco fue transformándose en una experiencia profunda de fe, de imaginación, de contemplación, de oración, de encuentro con Dios y con los demás, donde la palabra es consuelo, esperanza, sanación, liberación y donde el espíritu actúa de manera nueva y diferente. Este interés por el trabajo con arcilla lo llevó a organizar el primer “Retiro de arcilla” en el año 1988 y desde entonces los realizó anualmente.
En 1991 publicó su libro “El barro nos habla de Dios”, en el cual cada tema de oración es motivado con imágenes de la Biblia y del mundo del barro, seguido de un trabajo silencioso, activo de imaginación y contemplación hasta alcanzar el diálogo con Dios, luego es palabra compartida en una experiencia comunitaria.
En 1993 trabajó en el Centro de Espiritualidad Ignaciana de Breña en dirección espiritual y retiros.
Por motivo de la salud de su madre, regresó a los EE.UU y realizó su labor pastoral hasta el 2002 en la Parroquia San Ignacio de Chicago y ese año regresó a Arequipa, donde vivió tres años y trabajó en el Centro Loyola, desarrollando programas de formación personal.
Desde el 2005 hasta el 2008 trabajó en la parroquia de Tacna con la misma dinámica y creatividad que lo caracteriza. El 2009 llegó a Chiclayo, en la región de Lambayeque, donde fundó la “Casa del alfarero”. En la “Ciudad de la Amistad” acompañó semanalmente a los grupos de oración, jóvenes del voluntariado jesuita y al Centro Juvenil Quiñones. Colaboró también en el programa de reinserción social del Poder Judicial- SOA (Servicio de Orientación al Adolescente) y en la pastoral de movilidad humana – migraciones de la Diócesis de Chiclayo.
Sus últimos años los pasó en El Agustino, donde partió a la Casa del Padre el martes 17 de agosto a los 82 años de edad, 63 de Compañía y 50 años de su ordenación sacerdotal.
Su Misa de Funeral se celebró el 18 de agosto en la Parroquia Virgen de Nazaret y la homilía estuvo a cargo del P. Santiago Vallebuona SJ, quien recordó que el P. Juan estuvo en el distrito en diferentes ocasiones y “fue su casa hasta el final de su vida”.
“Juanito partió dejando su agenda llena de compromisos pastorales, fue cercano a su pueblo, a su familia, a sus amigos. Se fue sin sufrir, de un modo sereno y en paz (…) Durante la pandemia nos hizo vencer los temores y ser creativos para actuar. Su corazón, sencillo y generoso, se durmió cerca de la gente con quien compartió su fe y su vida”, expresó el P. Vallebuona.
Comentarios recientes