Oremos en acción de gracias por la vida de nuestro hermano Manuel Díaz Mateos que falleció a los 81 años de edad, 62 años de vida en la Compañía, 49 de su ordenación sacerdotal y 40 años de haber hecho los Últimos Votos.
El P. Manuel Díaz Mateos nació el 26 de junio de 1937 en Seradilla (Cáceres, España). Estudió en el colegio-internado de los jesuitas en Villafranca de los Barros y fue allí donde conoció a la Compañía. En 1955, finalizado el colegio, con 18 años de edad, ingresó en el Noviciado de la Provincia de Toledo en Aranjuez (Madrid). En el segundo año de Noviciado fue destinado a Perú para completar en Miraflores esta etapa de formación. En la misma casa hizo la etapa de Juniorado y viajó de nuevo a España, a Alcalá de Henares (Madrid), para estudiar la Filosofía de 1960 a 1963.
Regresó al Perú en 1963 para realizar, durante tres años, la etapa de Magisterio en la Casa “San Estanislao de Kostka”, en Huachipa, como profesor de griego y latín de los novicios y juniores. Acabado el Magisterio, siguió sus estudios de Teología en la Universidad Loyola de Chicago de 1966 a 1970. Se ordenó como sacerdote en Chicago en 1969 y, posteriormente, hizo la Licenciatura en Sagrada Escritura en el Instituto Bíblico de Roma, que finaliza en 1973. Culminó su formación como jesuita en esa misma ciudad, haciendo la Tercera Probación en 1976 y pronunciando sus Últimos Votos en Lima en 1977.
La vida de Manolo se contiene en dos líneas transversales que la recorren de forma continua: el servicio a la formación de los jesuitas y su pasión por la Palabra. Respecto a lo primero, todos sus destinos apostólicos estuvieron en casas de formación desde el magisterio hasta el año 2002, lo cual significa que estuvo presente en la formación de los jóvenes jesuitas durante casi 40 años. Comenzó este servicio con su magisterio en Huachipa y, al finalizar los estudios en Roma, se incorporó de nuevo al Noviciado que ya había sido trasladado a Barrios Altos. En los años siguientes fue ministro, prefecto de estudios de los jesuitas o integrante del equipo de formación, ya sea en el Juniorado o en las distintas casas donde estuvo ubicado el Filosofado. Finalmente, fue Superior del Filosofado “San Pedro Claver” desde 1998 a 2002. Todos le recuerdan como un jesuita de referencia que les ayudó a profundizar en su vocación, tanto por su integrada manera de vivir la vida religiosa como por su trato personal siempre afable y delicado. Este aporte a la formación no solo se limitó a los jesuitas, sino que también generaciones de seminaristas y religiosos/as disfrutaron de su calidad humana e intelectual, tanto en la Facultad de Teología de Lima como en el ISET, donde fue profesor de forma simultánea por más de 20 años hasta 1997. También fue docente en la UARM desde su inicio y encargado de pastoral.
Respecto a la relación con la Palabra, su vida hizo realidad el versículo del profeta Jeremías: “tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón”. Ese amor a la Palabra le llevó a explorar todas sus dimensiones: la investigó, enseñó y, sobre todo, la proclamó con su vida. Además de las instituciones educativas mencionadas en Perú, fue docente invitado durante algunos semestres en otras universidades de Latinoamérica como en la Universidad Iberoamericana de México y en el ISI de Belo Horizonte. Una última dimensión de su relación con la Palabra fue la de escribir sobre ella. En este sentido fue un prolífico escritor. Entre sus obras destacan “Apocalipsis fuerza de la esperanza”, “El sacramento del pan”, “Le hablaré al corazón” o “La justicia que brota de la fe”.
Fue además un hombre de consulta y consejo, buen acompañante espiritual y, con frecuencia, daba Ejercicios Espirituales. Otro de sus trabajos pastorales fue el acompañamiento de MIAMSI.
Su último libro, presentado en 2016, “La belleza de nuestro Dios”, es un título que refleja bien su trayectoria y la imagen del Dios que había descubierto y llenó su vida. Esa belleza de Dios fue la que llenó su corazón y la que siempre transmitió a los demás.
El deterioro de su salud motivó que fuera trasladado a la enfermería en 2013. Desde hace un año ya se encontraba postrado y su vida se fue apagando lentamente hasta que falleció en la mañana del día 26 de julio.
Demos gracias a Dios por su vida ejemplar, de entrega apasionada al Señor, anunciando siempre su Palabra, y la confianza en el cariño maternal de María.
Misa Funeral en Lima:
28 de julio de 2018
10,00: Parroquia Nuestra Señora de Fátima.
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