Queridos hermanos:

Oremos en acción de gracias por la vida de nuestro hermano José María García García que falleció a los 71 años de edad, 51 años de su ingreso a la Compañía, 41 años de su Ordenación Sacerdotal, y 35 años de sus Últimos Votos.

Que descanse en paz.

El P. José María García nació el 16 de diciembre de 1944 en Segovia (España). En 1964, a los 19 años de edad, ingresó a la Compañía de Jesús en el noviciado de Aranjuez. Estudió humanidades en Aranjuez y filosofía en Alcalá de Henares (1968-1969)

Llegó por primera vez a Perú en 1969 para realizar su etapa de magisterio en el Colegio de la Inmaculada donde fue profesor de religión y comunicación. Estudió el bachiller de Teología en la Universidad de Comillas (Madrid) y completó sus estudios en la facultad de Santo Toribio de Lima.

El único destino de la vida apostólica de Chema fue la comunidad de Urcos a la que fue destinado en 1974. En esos años, junto con él, llegaron otros jesuitas recientemente ordenados para fortalecer una misión nueva y prioritaria en la Provincia. Ese año el catálogo se refería a la comunidad de Urcos como Residentia apud quechuas, y lo calificaba de territorito experimental. Chema se unió con entusiasmo al desafío de crear una nueva comunidad jesuita cuyo principal objetivo era la inculturación del evangelio en la zona andina.

Durante los 40 años que pasó en Quispicanchi, su trabajo y presencia en la zona fue evolucionando. Los primeros años los dedicó al aprendizaje del quechua y al conocimiento de la cultura lo cual hizo recorriendo las comunidades y conviviendo durante largos periodos con los campesinos. En ese tiempo conoció profundamente la cultura lo cual resultó fundamental para todas las iniciativas que emprendió posteriormente. De los diarios de sus experiencias de estos primeros años procede el libro “Con las comunidades del Ausangate” escrito entre 1975 y 1982 y que ha tenido un gran difusión. Otra hito importante en su trayectoria fue el trabajo para la electrificación de los distritos de la zona alta de la parroquia lo cual se culminó con éxito después de desarrollar un enorme esfuerzo de coordinación tanto con las comunidades campesinas como con las autoridades.

Más adelante, en el discernimiento de la comunidad jesuita se vio importante involucrarse en el área educativa. Por eso en 1995 tras un año sabático en España, se encarga a Chema iniciar Fe y Alegría en la zona. Empieza con el colegio de Andahuailillas y, desde él, se constituye el PERFAL, la red de escuelas rurales que dirigió hasta 2014. A esta iniciativa educativa se le pueden atribuir grandes logros tanto en la educación de calidad, como en las innovadoras propuestas de educación bilingüe, pero sobre todo porque consiguieron elevar de forma sustancial el índice de perseverancia de las niñas en la escuela.

Aunque los trabajos cambiaron con los años, siempre mantuvo una dedicación especial a la formación de los catequistas rurales y una especial vinculación con la parroquia San Juan Bautista de Ccatca de la que fue párroco desde el año 1992. Fruto de su trabajo pastoral editó el devocionario Diospa llaqtanpi huñukusunchis que contiene canciones y oraciones en quechua y que se ha constituido en un material imprescindible para la labor de los catequistas.

El profundo amor a la cultura quechua definió la vida y los criterios de Chema. Ese amor estuvo estrechamente vinculado a una sensibilidad muy fina hacia los más débiles y las injusticias que se pudieran cometer contra ellos. Chema fue un hombre de fuerte carácter y, al mismo tiempo, cariñoso y entrañable. No dejaba indiferente a los que le trataban, siempre claro y perseverante en las opciones fundamentales de su vida. Ha sido también la memoria de la presencia de los jesuitas en Quispicanchi.

A finales del año 2014 se le diagnosticó el cáncer. Durante el año 2015 alternó temporadas viviendo en la enfermería para recibir su tratamiento y estancias en Cusco cuando el tratamiento se lo permitía. En su último viaje, en el mes de diciembre, pudo ver varios sueños cumplidos: recibió el templo de Ccatca totalmente restaurado, celebró su último cumpleaños en su tierra querida y pudo entregar unos cuadros que había preparado con mucho cariño para el templo recién inaugurado de Cauri.

A principios de enero regresó a Lima, con la salud ya deteriorada, para internarse en la Clínica Delgado donde falleció en la tarde del domingo 31 de enero. Sus restos mortales serán trasladados a Cusco para que descansen en la parroquia de Ccatca.

Demos gracias a Dios por su vida ejemplar, de entrega apasionada al Señor, anunciando siempre su Palabra, y la confianza en el cariño maternal de María.