ALARCO
El día domingo 20 del año 2009, el P. Juan Alarco Tosoni SJ (Taiti), partió en paz hacia la Casa del Padre. Transcribimos las palabras del P. Javier Uriarte, SJ.

Lima, 20 de diciembre del 2009

Si la vida de Taiti ha sido muy intensa por su radicalidad, su compromiso social, sus fecundos trabajos pastorales, mucho más elocuente ha sido el talante con que ha llevado su enfermedad. En este proceso existencial, en las conversaciones que tuvimos, me repitió una frase que expresa todo: “Si muero, muero en paz con Dios y conmigo mismo”.

Es cierto, creo que en los últimos años, a partir de su trabajo en el Centro de Espiritualidad y del Diploma de Consejería que concluyó estando ya enfermo, había conseguido una integración personal muy propia, con la cual asumió su enfermedad con lucidez, con honda comunión con Dios, buen ánimo, y, en algunos momentos, sentido del humor. En esta crisis expresó una gran categoría espiritual. A Taiti lo gocé de maestrillo en San Ignacio, esta etapa, aparte de una gran amistad, cerró su discernimiento sobre el sacerdocio, y, quizás también, su impulso misionero que le hizo ofrecerse para ir al Chad años después. En esta estancia africana se entregó de lleno con grande ánimo y liberalidad hasta el desgaste de su salud.

En sus destinos siguientes: Urcos, Huamanga, El Agustino, El Centro de Espiritualidad, desarrollo un trabajo pastoral comprometido, efectuado con exigencia y sentido de la responsabilidad, muy perspicaz para el acompañamiento personal, una de sus mejores fortalezas -a lo largo de su enfermedad he podido recoger testimonios de personas de todos los niveles, sobre todo populares, y laicos y laicas, religiosas y religiosos- y también una fecundidad apostólica muy anclada en el principio de realidad del País.

Precisamente en los últimos años ha llenado dos presencias que llevaba muy dentro: una su compromiso con la ONG Madre Coraje donde aportó criterios de manejo, discernimiento y capacidad de análisis; la otra su dedicación al Penal de Mujeres de Chorrillos dando a su pastoral carcelaria una nota muy humana. En todo ello y más expresaba su preocupación por el Perú que le llevaba a buenos análisis y manejos de información muy pertinentes y que le encantaban.

Todos sabemos que Taiti tenía un carácter fuerte y le gustaba polemizar, siempre tendía a ser defensor de los débiles y de las causas perdidas, de esta manera vivía a su estilo el estilo del evangelio. Creo que Taiti ha sido recibido por el Buen Dios pues se presenta con las manos llenas, lo puedo expresar porque he sido testigo del bien que ha hecho a tanta gente, muchas veces de manera silenciosa, expresando su ternura con la expresión “cholita, cholito”; han sido muchas las manifestaciones de agradecimiento y los testimonio de su buen hacer que hemos recibido con motivo de su enfermedad.

Personalmente le agradezco su amistad conmigo y con mi familia, y sobre todo, como mi asistente en el Centro de Espiritualidad, donde me descargó de trabajo y nos acompañó con su opinión, su servicio y su entrega total. Creo que todo lo manifestado expresa la personalidad de Taiti con palabras de la CG 35: “Siguiendo a Jesús, nos sentimos llamados a llevar ayuda directa a la gente que sufre, sino también a restaurar a las personas en su integridad, reincorporándolas a la comunidad y reconciliándolas con Dios” (CG 35: 2.13)

Taiti, ya estás integrado desde la paz con Dios.