Oremos en acción de gracias por la vida de nuestro hermano Darío Gallego Tabares que falleció a los 90 años de edad, 62 años de su ingreso a la Compañía, 53 años de su ordenación sacerdotal y 49 de últimos votos.

El P. Darío Gallego nació en Orense (Galicia, España) el 3 de abril de 1927. De 1946 a 1953 estudió Medicina, especialidad en Estomatología, en la Universidad Central de Madrid. Sus estudios de medicina fueron parte inseparable de todos los apostolados que posteriormente realizó en la Compañía. Fue, al mismo tiempo, sacerdote y médico.

Ingresó en la Compañía de Jesús en la desaparecida Provincia de León en 1954. Hizo el Noviciado y Juniorado en Salamanca y estudió la Filosofía en Comillas, Santander de 1957 a 1960. Continuó en este mismo lugar para realizar la etapa de magisterio (1960-61) como profesor e inspector en el Seminario Mayor. Estudió la Teología en la Facultad de Granada de 1961 a 1965. Fue ordenado sacerdote en Vigo en 1964 y culminó su formación pronunciando los últimos votos en Gijón en 1967.

Su primer destino apostólico fue la Escuela Profesional de Natahoyo en Gijón donde trabajó como profesor. Además de su responsabilidad como docente, también fue Vicario de la Parroquia San Esteban del Mar y atendió un dispensario médico.
En 1978, al conocer la carta de invitación del P. General Pedro Arrupe a los jesuitas para hacerse cargo de la diócesis de Chachapoyas, decide ofrecerse como voluntario en esta tarea. De esta manera, llega al Perú para hacerse cargo de las parroquias de Durazno y Luya (1978-1984) y también se desempeña como médico en. Entre 1984 y 1985 es destinado a Jarpa (Huancayo) para colaborar en la parroquia rural San Juan Bautista.

En 1985 llega a Arequipa en el que será el destino más prolongado de su vida apostólica. El núcleo de su trabajo en todos estos años será la colaboración en el CIRCA y especialmente en la atención sacramental y pastoral en los colegios y las capillas y los retiros espirituales a alumnos y profesores. Además, dedicó muchas horas a celebrar el sacramento de la reconciliación en el Templo de la Compañía de Arequipa.

El año pasado sufrió una isquemia cerebral que le afectó el habla y obligó su traslado a la enfermería donde su salud se fue deteriorando progresivamente hasta que falleció en la mañana del día 7 de julio.

Del carácter de Darío Gallego hay que destacar, por un lado, su trato siempre cordial y amable y, por otro lado, su gran celo y dedicación apostólica. Era un trabajar incansable, siempre servicial y mostraba una gran generosidad estando siempre disponible para lo que se requiriera de él. En los días previos a su muerte, le pidió al H. Sixto Coronel que transcribiera esta oración que suena como un testamento de vida:

“Morir sonriendo es mejor que morir matando,
Sonreír a los demás es como dar esperanza.
Ser amable con y para todos es igual que dar un abrazo a los hermanos.
Amarse los unos a los otros es lo más bello y maravilloso en este mundo.
Todos los días tenemos alegrías y tristezas, pero estamos entrenados
para vivir con eso”

Demos gracias a Dios por su vida ejemplar, de entrega apasionada al Señor, anunciando siempre su Palabra, y la confianza en el cariño maternal de María.