Oremos en acción de gracias por la vida de nuestro hermano Ricardo Antoncich que falleció a los 87 años de edad, 65 en la Compañía, a unos pocos días de cumplir 54 de ordenación sacerdotal y 48 de sus Últimos Votos.

El P. Ricardo Antoncich nació el 13 de junio de 1931 en Carhuaz (Ancash). Siendo niño, su familia se trasladó a Lima, lo cual le permitió estudiar en el Colegio de la Inmaculada, donde conoció a la Compañía. Después de haber estudiado dos años de Letras en la Pontificia Universidad Católica de Lima (PUCP), ingresó, con 21 años de edad, en el Noviciado de Miraflores en 1953. En la misma casa hizo la etapa de Juniorado y viajó a España, a Alcalá de Henares (Madrid), para estudiar la Filosofía de 1958 a 1961.

Sin realizar la etapa de Magisterio, continuó los estudios de Teología en Frankfurt-an-Main (Alemania) de 1961 a 1965. Se ordenó como sacerdote en esta misma ciudad en 1964. Culminó su formación como jesuita haciendo la Tercera Probación en Viena en 1967 y pronunciando sus Últimos Votos en Lima en 1970.

Acabada su formación, regresó al Perú y empezó a trabajar en CEAS de 1968 a 1972 como Secretario Ejecutivo y coordinador de comisiones y, de 1968 a 1975, en la PUCP como profesor de Doctrina Social de la Iglesia y Jefe del Departamento de Teología. En ese tiempo fue Superior y vivió en comunidades pequeñas insertas en medios populares con estudiantes jesuitas de Teología. También, en estos años, junto con otros jesuitas, creó y fue director del primer Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) de la Provincia.

Desde 1969, empezó a proyectarse fuera del país y fue requerido para colaborar como docente de DSI en diversos centros de estudios en el continente como ITEPAL de Bogotá (hasta 1998), el Mexican-American Cultural Center de San Antonio, Texas (de 1979 a 1980) y el South East Pastoral Institute de Miami (1978-1998). En todos ellos, su colaboración no fue permanente, sino para impartir cursos anuales.

También colaboró en la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas/os (CLAR) desde 1970 como miembro del equipo teológico, hasta que en 1981 fue solicitado en esta labor a tiempo completo y pasó a vivir a Bogotá. De forma simultánea, y también desde Bogotá, integró el equipo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). De 1987 a 1998 fue miembro del equipo de CURFOPAL en San Leopoldo (Brasil) como profesor y coordinador algunos años.

En 1992 regresa a vivir a Lima en la comunidad Nuestra Señora de Fátima dando clases de Ética y Espiritualidad en la UARM y manteniendo un semestre de presencia en CURFOPAL. En el año 2000 fue convocado para formar parte del equipo fundador de la CPAL, con sede en Río de Janeiro. Asumió la responsabilidad de Delegado de Espiritualidad y del Apostolado Social hasta 2006, en que regresó a Lima. En ese tiempo, con casi 80 años de edad, emprendió la tarea de hacer el doctorado en Teología sobre las encíclicas sociales de Juan Pablo II.

Hay que destacar también su aporte como escritor y director de Ejercicios. Respecto a lo primero, escribió infinidad de artículos y libros. Dentro de esta enorme producción, señalamos dos libros, cada uno de ellos representa uno de los campos a los que más se dedicó: Doctrina social de la Iglesia es uno y Ejercicios y liberación del hombre, el segundo. En el campo de la orientación de los Ejercicios Espirituales, llegó a ser un maestro de renombre internacional. Recorrió en muchas ocasiones América Latina y el Caribe para orientar más de 50 Ejercicios Espirituales de mes, además de muchas tandas de 8 días, a un público muy variado.

No es fácil resumir la ingente actividad que desplegó Ricardo Antoncich a lo largo de su vida en diversas áreas y en varios países de Latinoamérica. Si hubiera que resumir lo que unificó su aporte, podríamos decir que fue colaborar con la aplicación y profundización de las orientaciones del Concilio Vaticano II en la vida de la Iglesia y en la vida religiosa, desde el enfoque de la DSI y el aporte intelectual al Apostolado Social.

Entre sus muchas cualidades, en la homilía del funeral, el P. Luiz Fernando Klein destacó que “lo que me queda más fuerte es el equilibrio que él sabía mantener entre su inconformidad o indignación con la miseria en nuestros países y la acogida y el apoyo incondicional a todas las personas, aún a sus opositores y detractores. Vivía al pie de la letra el Evangelio, nunca permitiendo que el amor por los oprimidos se convirtiera en odio por los opresores. Ricardo siempre fue una persona paciente, tierna, cautivante. Nunca se le oía difamar o menospreciar a alguien que no combinaba con sus planteamientos”.

Por diversos problemas de salud, pasó de la comunidad a vivir en la Enfermería en 2013. Falleció de forma inesperada de un infarto en la mañana del 4 de agosto.

Demos gracias a Dios por su vida ejemplar, de entrega apasionada al Señor, anunciando siempre su Palabra, y la confianza en el cariño maternal de María.

Misa Funeral en Lima:
Se celebró el 6 de agosto del 2018
15,00: Parroquia Nuestra Señora de Fátima