Oremos en acción de gracias por la vida de nuestro hermano José María Garín Varillas SJ., que ha fallecido el 18 de mayo de 2015, en Lima, Perú, a los 93 años de edad, 76 años de Compañía y 60 de su ordenación sacerdotal.

Que descanse en paz.

El P. José María Garín Varillas nació en Madrid el 7 de mayo de 1922. El 5 de octubre de 1939, con 17 años, ingresó en el Noviciado en Loyola. Hizo el juniorado y los estudios de Filosofía en Madrid y llegó al Perú 1948 para desarrollar su etapa de magisterio en los colegios de La Inmaculada de Lima y san José de Arequipa. Estudió la teología en Granada, acabó su tercera probación en Salamanca en 1957 e hizo los últimos votos en 1958 en Arequipa.

Aunque inició su trabajo en los colegios, fue la misión de procurador la que marcó su vida como jesuita. En su etapa en los colegios, estuvo en primer lugar en San José de 1957 a 1961 como prefecto y profesor de religión, mientras que en la Inmaculada, de 1961 a 1965, se desempeñó como espiritual. En ese último año ya empezó a ejercer como Procurador de la Misión de San Francisco Javier del Marañón, cargo que desempeñó hasta 1991. En sus años como procurador vivió en la Residencia Santo Toribio de Mogrovejo (Jirón Chancay).

Después de tres años como párroco en Lamud (Chachapoyas), desde 1997 y hasta el día de ayer pasó a vivir en la comunidad de Huachipa donde desarrolló una ingente labor pastoral en una zona precaria. Gracias a sus gestiones y bajo su dirección, en Jicamarca se construyeron un colegio con dos sedes, la sede central de la parroquia y algunas capillas. Su gran ilusión por la que luchó hasta el final y no pudo ver culminada fue la construcción de un asilo de ancianos.

Fue procurador en el sentido más estricto de la palabra pues demostró una enorme capacidad para procurar fondos para la misión. Tenía gran habilidad para establecer relaciones y entusiasmar a donantes con su labor social. Se distinguió por su trato afable y delicado con todos, y su carácter siempre equilibrado y sereno. Destaca su generosidad con los pobres y con las congregaciones religiosas que estaban al servicio de ellos.

Desde el año pasado su salud se había deteriorado progresivamente. Por esta razón, el día de ayer había sido llevado a la enfermería. Esta mañana, cuando los enfermeros iniciaban los preparativos para la misa diaria, sufrió un infarto que ocasionó su muerte de forma inmediata.

Demos gracias a Dios por su vida ejemplar, de entrega apasionada al Señor, anunciando siempre su Palabra, y la confianza en el cariño maternal de María.